Para el autor, tras quedar prácticamente desarticulada durante el franquismo, la Confederación Nacional del Trabajo protagonizó movimientos de protesta importantes a comienzos de la Transición, pero su mensaje radical de oposición a las elecciones políticas y sindicales, en un momento en que los trabajadores vivían con esperanza el anhelado cambio de régimen, fue llevando a la central sindical anarquista a la irrelevancia mientras que la Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras se consolidaban como sindicatos de clase mayoritarios. Aunque hubo alguna acción conjunta con el sindicato socialista, CNT continuó su estrategia en solitario y vivió numerosas disensiones internas motivadas en parte por las diferencias de criterio entre los viejos militantes libertarios y los jóvenes ácratas que se incorporaban a la vida política y sindical. La pervivencia de una organización en el exilio y otra en el interior del país añadió nuevas complicaciones al ya difícil proceso de adaptación del ideario anarquista a los nuevos tiempos, caracterizados por una clase media y una clase trabajadora que habían conquistado ciertos niveles de bienestar y huían de veleidades revolucionarias. Según expone Ramírez, el nuevo mapa municipal surgido en Andalucía a raíz de las elecciones municipales de 1979, con predominio de los partidos de izquierdas, dejó poco espacio de actuación a las organizaciones libertarias que planteaban la ruptura revolucionaria
La difícil transición de los anarquistas. La reorganización de la CNT en Andalucía
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