La crisis económica ha golpeado con especial dureza a las organizaciones no gubernamentales y ha puesto en cuestión la ayuda al desarrollo. Las ONG, acuciadas por graves problemas económicos, centran su política informativa y de comunicación en la obtención de fondos y postergan la realización de campañas informativas que sirvan para educar a la ciudadanía sobre la importancia de la cooperación internacional. Tampoco las administraciones, olvidado ya por completo el mítico objetivo del 0’7 por ciento, cumplen con su papel de explicar el porqué de la cooperación y destinan cantidades ridículas a la sensibilización de la población. Para completar el desolador cuadro, los medios de comunicación acostumbran a presentar el mundo de la cooperación apelando a lo puramente emocional. Muchos periodistas encuentran una causa cuando se trata de informar sobre cooperación y están dispuestos a edulcorar una realidad siempre compleja con el fin de no desmotivar a los posibles donantes de los proyectos de desarrollo. El capítulo analiza cómo las «mejores intenciones» acaban desvirtuando la información que recibe el público en los países occidentales sobre la cooperación internacional. A veces en los medios aparecen casos de corrupción en las ONG que despiertan la lógica indignación pero es difícil encontrar informaciones sobre casos tan comunes como el fracaso de un proyecto ante las enormes dificultades que ha tenido que afrontar. Mientras proliferan los maratones solidarios y las campañas desesperadas para conseguir ingresos, la falta de una información realista basada en lo racional por encima de los elementos emocionales se acaba convirtiendo en un obstáculo para conseguir una implicación real de la ciudadanía en las políticas de ayuda al desarrollo.
Las mejores intenciones. Comunicación, organizaciones no gubernamentales y ayuda al desarrollo
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