
El discurso de La Voz de Almería sobre moda y feminidad en los años 70 y 80 perpetuaba una violencia de género sutil mediante estereotipos opresivos. En los 70, la moda, aunque símbolo de feminidad, infantilizaba a las mujeres y las reducía a roles superficiales, mientras la delgadez y el desnudo se usaban para atraer la atención masculina, reflejando una violencia psicológica. En los 80, a pesar de mayor libertad, seguían imponiéndose estrictos estándares de belleza que limitaban la autonomía femenina. Así, el periódico mostraba la moda como una herramienta de empoderamiento y opresión a la vez.