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Durante el franquismo, contar con un jugador negro es una nota exótica y de distinción; el término “negro” no tiene la connotación peyorativa actual y se utilizaba con menor carga de menosprecio. Por su parte, el primer insulto racista publicado, de un futbolista a otro, lo protagonizó el valencianista “Quino” que dijo de su compañero Salif Keita en 1973: “Los equipos se han reforzado y nosotros no, tenemos un negro que no rasca bola”. Los futbolistas negros Jordao, Gilberto, Cunningham o Luiz Pereira lo sufrieron en la década de los setenta y ochenta. Guerini acusó a un árbitro de llamarle “indio” en 1975 y “Pintinho” desvela al autor que otro colegiado le llamó “negro”. Lo que habían sido gestos aislados, se van repitiendo con más frecuencia y en la última década del siglo XX comenzará a plantearse el racismo como fenómeno.