Durante la década de los 70 del siglo XX, el sector agrícola del Poniente almeriense experimentó un auge sin precedentes, llevando a esta comarca a consolidarse como el principal centro económico de la provincia de Almería. Entre los agricultores autóctonos y los que llegaron de otras provincias fueron creando una identidad colectiva propia que giraba en torno a la agricultura bajo plástico, y para defender su modo de vida, utilizaron una amplia gama de figuras asociativas. A parte de las organizaciones sindicales, las asociaciones de productores o las cooperativas, se utilizaron otro tipo de fórmulas en momentos de alta conflictividad, cuyo objetivo era unir a todos los agricultores. Por un lado, se crearon las “plataformas” que aglutinaron en una gran alianza a las diferentes asociaciones, ya fuesen sindicales, de productores o cooperativas. Por otro lado, se crearon las “coordinadoras” de agricultores independientes, que mediante una asociación puntual mostraban su descontento y exigían las demandas que consideraban justas. Ambas figuras asociativas actuaron como un importante elemento cohesionador de los agricultores, reforzando su propia identidad colectiva y canalizando el movimiento de protesta.
La protesta en el campo almeriense. Cohesión social y movilización durante la Transición
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