La información es una realidad física. A partir de dicha realidad, que determina el proceso de codificación y decodificación de los mensajes, debemos estimar los procesos comunicativos, también los que atañen a la comunicación social. La realidad, tal como plantean algunos físicos teóricos, está compuesta por energía y materia, pero también por información. Esta relaciona los elementos del universo de tal forma que un cambio en el estado de alguno de sus componentes conllevaría una alteración en su globalidad.
La información precisa un espacio y un tiempo de desarrollo, que marcan los límites de su emisión y recepción y fomentan sentidos en contextos determinados. Si la información es una realidad inabarcable, la interacción comunicativa, sin embargo, permite reducir la entropía del entorno vital y fomentar ecosistemas favorables a la existencia del ser humano.
La información precisa un espacio y un tiempo de desarrollo, que marcan los límites de su emisión y recepción y fomentan sentidos en contextos determinados. Si la información es una realidad inabarcable, la interacción comunicativa, sin embargo, permite reducir la entropía del entorno vital y fomentar ecosistemas favorables a la existencia del ser humano.