Partiendo de la premisa de que el movimiento obrero se manifestó como una fuerza de presión que despertó ideas democratizadoras en otros sectores de la sociedad, este trabajo ofrece un esbozo de los principales conflictos habidos en Almería en los primeros años de la Transición. Así, fueron varios los conflictos que se desarrollaron entre los trabajadores de la enseñanza, del transporte, la pesca, la limpieza, la construcción o correos, entre otros muchos sectores. En la mayoría de los casos se trataron de huelgas motivadas por reivindicaciones económicas, cuya repercusión social comenzó a ser cada vez más evidente, sobre todo en el caso de los trabajadores de la limpieza y la enseñanza, pues afectaban a dos servicios públicos muy importantes para el ciudadano de a pie.
Los ejemplos de conflictividad analizados en estas páginas permiten afirmar que la Transición no fue ni mucho menos un proceso cerrado y medido, en tanto que una de sus principales características fue la incertidumbre, e incluso, la virulencia con la que se desarrolló. Es más, queda demostrado que, incluso en provincias como Almería tan conservadoras y apáticas desde el punto de vista político, los movimientos sociales, y concretamente el obrero, contribuyeron al despertar de una conciencia democrática y a la extensión del actual sistema sindical.