A diferencia de lo que ocurrió con otras ideologías del movimiento obrero, la sexualidad fue una preocupación central entre los anarquistas. El intento de construir una nueva moral revolucionaria que superara la mentalidad gazmoña del catolicismo llevó a los ensayistas libertarios a plantear toda una nueva serie de actitudes frente a la sexualidad. Sin embargo y a pesar de los proclamas sobre el amor libre -los más ‘avanzados’ llegaron a definir el matrimonio como una forma de prostitución burguesa-, la mentalidad tradicional y un cierto puritanismo siguieron formando parte de las concepciones libertarias sobre el sexo. Los escritores y periodistas ácratas llevaron a la prensa temas no muy habituales en la España de los años treinta como la prostitución, la masturbación o la homosexualidad, y sus propuestas, en numerosos casos, resultaron contradictorias.
Los anarquistas, el sexo y la moral revolucionaria
Revista de Hespérides
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