La gesta de los «Coloraos». Los mártires de la libertad en Almería

“He jurado esa constitución por la cual suspirabais y seré siempre su más firme apoyo (…) Marchemos francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”. Solo cuatro años después, reafirmado en el poder absoluto por los fusiles de los cien mil hijos de San Luis, Fernando VII, el rey felón, echaba a la papelera de la historia sus palabras y recuperaba todas sus prerrogativas “con el fin de que desaparezca del suelo español hasta la más remota idea de que la soberanía resida en otro que en mi real persona, con el justo fin de que mis pueblos conozcan que jamás entraré en la más pequeña alteración de las leyes de esta monarquía”.

En la madrugada del 6 de agosto de 1824 partió de Gibraltar un grupo de 49 voluntarios de diversa procedencia con el recién nombrado general Pablo Iglesias como líder. Uniformados con las casacas rojas del ejército británico, que darían lugar al sobrenombre popular de los ‘coloraos’, pusieron proa hacia Almería. Varios liberales extranjeros, comprometidos con la causa de la libertad en España, formaban parte del heterogéneo y escasamente organizado grupo. La mayoría estaba formada por integrantes de la Santa Hermandad, organización comunera que se había escindido de la masonería. Tenían el objetivo de reinstaurar el régimen constitucional pero la expedición acabó en tragedia. Sus integrantes, detenidos por las fuerzas de orden público fernandinas, fueron inmediatamente fusilados y su líder fue ahorcado un año después en Madrid.

La Aventura de la Historia

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