La desbandada de Málaga y el caso Maroto

Se cumplen 75 años de la caída de Málaga y de la ‘desbandada’, uno de los episodios más dramáticos de la Guerra Civil. Miles de fugitivos abandonaron precipitadamente la capital malagueña huyendo de la feroz represión franquista, la más dura tras la que se produjo en Badajoz, aunque generó menos protestas internacionales porque Franco había ordenado que ningún corresponsal de prensa entrara en la ciudad tomada. La pérdida de Málaga fue un mazazo para el bando republicano del que nunca llegó a recuperarse del todo. Al mismo tiempo puso de manifiesto las divisiones entre las fuerzas del Frente Popular. Anarquistas y comunistas se culparon mutuamente de la tragedia. Los comunistas iniciaron, con la ayuda del sector prietista del PSOE, la operación de acoso y derribo del presidente del Gobierno, Francisco Largo Caballero. Los fugitivos de Málaga, entre los que se encontraban miles de ancianos, mujeres y niños, fueron hostigados sin tregua y bombardeados por tierra mar y aire. Al menos tres mil personas se dejaron la vida en lo que el médico canadiense Norman Bethune, denominó el crimen de la carretera de Málaga a Almería. La desbandada tuvo también como efecto colateral el enfrentamiento en Almería entre Francisco Maroto y el gobernador socialista Gabriel Morón que acabó con la condena a muerte del líder anarquista, lo que ahondó las heridas entre libertarios de un lado y comunistas y socialistas de otro. Aunque finalmente fue indultado tras un encarcelamiento de un año, las organizaciones obreras almerienses, cuyas relaciones ya eran de por sí tensas, tuvieron en el proceso a Maroto un inquietante motivo de fricción que, en ocasiones, estuvo a punto de desencadenar enfrentamientos armados.