En este artículo, los autores relatan la desaparición, durante el año 2002, de dos grandes impulsores y polivalentes personajes de la actividad deportiva por equipos: Antonio Rivera Gómez y Moisés Ruiz Tocón. El primero fue jugador, entrenador y presidente del Club Balonmano Almería y delegado de la Federación. El final de su vida estuvo marcado por una trágica coincidencia: el ascenso de su equipo a la mejor liga del mundo y el diagnóstico de un tumor cerebral que, un año después, en noviembre de 2002, le costaba la vida.
En el mismo mes, días después, Moisés Ruiz era ingresado en un centro hospitalario, víctima de su enésimo problema de salud. Entregado a la promoción del deporte, tanto en su etapa de concejal de la capital como por su actividad como técnico de la Diputación, fue artífice de la celebración del Mundial de Voley-playa y del Club Unicaja a la cúspide del voleibol, además de trabajar por el desarrollo deportivo de base.
El año en que se fueron los grandes
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