Una palabra y una letra

Víctor J. Hernández Bru

Han pasado 33 años y Javier Verdejo, su familia, sus amigos y la sociedad almeriense y española siguen esperando las explicaciones de por qué perdió la vida este joven de 19 años, cuando se disponía a escribir cuatro palabras sobre un muro en la zona de San Miguel, junto a lo que hoy es el Paseo Marítimo de Almería.
‘Pan, Trabajo y Libertad’ fue su delito, su condena, su muerte. En la oscuridad de la noche, un grupo de guardias civiles persiguieron a los miembros del cuarteto del que formaba parte Javier y acabaron abatiendo a éste. La información oficial, basada en un accidente debido al tropiezo de uno de los guardias, ofreció muchas lagunas, dejó a muchas personas sin convencer y, sobre todo, supuso un rápido manto que cayó sobre el caso para zanjarlo por la vía rápida.
Manifestaciones reprimidas y prohibidas por el entonces gobernador civil de Almería, Roberto García Calvo, peticiones de una investigación a fondo y llamamientos al respeto de los derechos humanos y al de expresión no sirvieron para que las autoridades llegaran hasta las últimas consecuencias en el proceso de investigación.
Unos restos de sangre encontrados en una garita de playa cercana a los hechos, que fueron enviados a un centro de análisis pero cuyos resultados no se conocieron nunca, añadieron más incógnita al asunto, que se ha convertido en punto de encuentro, año tras año, cada vez que llega la trágica fecha del 13 de agosto. De momento, a pesar de que se cerró con la versión oficial, el caso de la muerte de Javier Verdejo sigue abierto, al menos para muchos a los que, más de tres décadas después, no convencen las explicaciones institucionales.

 

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