La estratégica posición de la Península Ibérica la convirtió en uno de los principales focos propagandísticos del Tercer Reich en el exterior. En este contexto y en el marco de las grandes campañas de propaganda nazi desarrolladas en España, fue clave la política cultural desarrollada por la embajada, que hizo uso de diversas editoriales españolas. Blass, editorial hispana de origen germano, fue una de las más prolíficas en la defensa del nacionalsocialismo. Una labor que no hubiera desempeñado con el mismo éxito sin la ayuda de la política editorial española. De hecho, las actividades de esta editorial confirman no solo la extensión de la red propagandística nazi en España, sino cómo las campañas de propaganda se desarrollaron gracias a la conjunción de la iniciativa propagandística de la embajada, la cooperación de la colonia alemana y la colaboración de Falange. Así mismo, ponen en relieve el carácter profundamente anglófobo de la propaganda alemana en España durante la Segunda Guerra Mundial y arrojan luz sobre el público al que iba dirigida.