Madrid se convirtió en punto de encuentro de casi 200 periodistas y reporteros registrados que vinieron a contar la historia de la Guerra Civil que dejó alrededor de medio millón de muertos con la presencia del escritor Hemingway. La primera periodista que murió en los inicios de la Guerra Civil fue la corresponsal francesa Renée Lafont. Tenía 58 años cuando fue fusilada el 29 de agosto de 1936, en Alcolea (Córdoba), según el historiador Patricio Hidalgo. Son muchos los autores que consideran a la alemana Gerda Taro como la primera fotoperiodista en morir en combate. Lo hizo cubriendo la batalla de Brunete. Taro no fue tan reconocida como Robert Capa, su pareja, convertido en fenómeno fotográfico mundial. Se especula que Muerte de un miliciano, una de sus fotos más icónicas, fue en realidad inmortalizada por Gerda Taro.
Fueron tiempos difíciles para las periodistas. Traigo lo ocurrido a una de las pioneras como Carmen de Burgos Seguí, Colombine, (Almería,1867-Madrid, 1932) que habría cubierto la Guerra Civil como ya hizo con la de Marruecos. Fue protagonista de una conocida anécdota muy de sociedad patriarcal. Cada vez que llegaba a la redacción de un periódico para entregar sus reportajes le preguntaban de parte de quien lo traía. Por Almería pasaron para cubrir tres grandes de la fotografía como la italo-mexicana Tina Modotti, Kati Horna y la alemana Gerda Taro.
Fue la primera guerra de la historia en la que la radio se convirtió en una gran arma de lucha psicológica. Nombres de referencia fueron los del general Queipo de Llano desde Radio Sevilla con sus arengas golpistas, o la figura del poeta José María Pemán. Desde la parte republicana, el escritor Arturo Barea, autor de La forja de un rebelde, desde los micrófonos de Unión Radio Madrid. Barea triunfó en el exilio con sus trabajos para la BBC. Radio Almería fue intervenida y su director Miguel Soto, pasó un tiempo en la cárcel. La guerra de las ondas se distinguió por la propaganda, la publicidad antes que el papel de la información.