La imagen en el diván: iconofilias e iconofobias

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Los hombres se parecen más a su tiempo que a su padre (Guy Debord)

La era del deconstructivismo, del descreimiento y el relativismo cultural, de la pérdida de fe en el progreso y de la desconfianza hacia las instituciones que conforman los pilares de las democracias occidentales, es la era de lo audiovisual. La imagen secuencial en movimiento, tan denostada a principios del siglo XX como entretenimiento de barraca de feria y expresión de degradación de lo visual-artístico, en contraposición a las artes plásticas tradicionales, inunda con su imaginario la cotidianidad de la sociedad posmoderna y fomenta bizantinas controversias sobre los límites entre lo real y lo virtual. Esa misma impronta de arte degenerado que se le atribuyó al cinematógrafo en sus inicios se ha recrudecido desde numerosas tribunas hacia los contenidos de la que es considerada, a menudo, la expresión paradigmática de esa decadencia: la televisión. Las diatribas recurrentes sobre el impacto de los mensajes audiovisuales parecen soslayar, sin embargo, otra reflexión necesaria sobre la potencialidad de la imagen como forma de conocimiento en sí misma, sobre su cualidad autopoiética para engendrar nuevas formas de pensamiento, divergentes de las que propone la tradición logocentrista sobre la que el ser humano ha construido su andamiaje cultural.

Instituto de Estudios Almerienses : Departamento de Cultura de la Diputación de Almería

171-194

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