El simulacro se construye a partir de una serie de rasgos comunicativos pertinentes e identificativos que permiten al receptor una asociación formal con el referente. Encuentra su finalidad última en su razón prospectiva, en la previsión de la respuesta del receptor, en el control del efecto. En este sentido, funciona como evaluación prospectiva del proceso comunicativo en la orientación de su feedback. Se armonizan los distintos elementos integrantes en condiciones lo más parecidas posible a las de referencia, al momento en el que el proceso es irreversible en su desarrollo. Es ésta una de las manifestaciones del simulacro que basa su razón de ser en la reversibilidad del proceso, en el control de posibles situaciones precarias a fin de elaborar alternativas preventivas que inactiven su perjuicio.