Aunque su origen se pueda rastrear ya desde tiempos pretéritos la propaganda de atrocidades cobró una especial relevancia como eje articulador de los discursos orientados a justificar la extrema violencia ejercida hacia el “otro” durante los grandes conflictos del siglo XX. Pocos Estados fueron tan hábiles como el régimen nazi para utilizar a su favor la capacidad del Arte para vertebrar el proceso de socialización violenta de su ciudadanía. El poder de la imagen para proyectar una visión degradada del enemigo que, a su vez, reforzaba la validez de los argumentos de su emisor queda perfectamente de manifiesto en la exposición Das Sowjetparadies celebrada en Berlín en 1942. En este artículo analizamos su contenido y reflexionamos sobre la importancia de este tipo de acciones para propagar un discurso netamente anticomunista y antisemita.
La gran exposición anticomunista del Tercer Reich: Das Sownjetparadies (1942)
Diacronie, Studi di Storia Contemporanea
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