La modernización agrícola en el Poniente almeriense desde finales de la década de 1950 y el crecimiento imparable de la economía capitalista tuvieron pocas resistencias en la región. Aunque hubo algunas resistencias de clase, como la huelga de los arrendatarios de Balerma, la conflictividad en la agricultura se centró en los aspectos económicos y en la capitalización del sector. Durante las décadas de los 70 y 80, los precios de venta de los productos, los insumos agrícolas cada vez más necesarios y los problemas con las empresas de comercialización fueron constantes en esta región. Además, la lucha también se dirigió hacia la competencia con otros sectores económicos, como el turismo, que disputaban los recursos, especialmente la tierra y el agua, con la agricultura.
La defensa de la agricultura como motor económico de la comarca, frente a las instituciones y a los mecanismos de una sociedad capitalista modernizada, logró el consenso de los agricultores en diferentes ámbitos. Las asambleas y comisiones surgidas de los conflictos por la tierra, la comercialización o la mediación en las instituciones fortalecieron la unión entre los agricultores en esos momentos, promovieron actitudes democráticas en los primeros años de la transición.
ras la Gran Guerra la prensa norteamericana reflejó el gran rechazo que experimentaban políticos, académicos y gente común hacia las actividades de propaganda, debido al recuerdo de la labor del Committee on Public Information y al miedo a la propaganda exterior. La presente comunicación examina los artículos sobre manipulación de la opinión pública que fueron publicados desde el fin del conflicto hasta la llegada a la Casa Blanca de Calvin Coolidge por diferentes periódicos y revistas de la época como el New York Times, la Commercial and Financial Chronicle, la New Republic o la North American Review.