Desde el principio de la Guerra Civil española la jerarquía católica se esforzó en presentar como «sagrada» la causa de los sublevados ante la opinión pública internacional. Pastorales como Las dos ciudades, del obispo de Salamanca Pla y Daniel o El caso de España, Carta a Aguirre o la Carta colectiva de los obispos españoles a los de todo el mundo con motivo de la guerra de España, del cardenal Primado de España, Isidoro Gomá y Tomás, se encargaron de satanizar al bando republicano y de definir el golpe de Estado como «teológicamente justo». Uno de los mayores esfuerzos de la Iglesia española, en consonancia con los objetivos de Acción Católica, fue la puesta en marcha de diversas Oficinas Católicas de Información Internacional. El sacerdote catalán y fundador de la Federació de Joves Cristians de Catalunya, Albert Bonet i Marrugan, fue uno de los principales colaboradores del cardenal Gomá a la hora de poner en marcha estas Oficinas y rebatir toda tesis contraria al bando franquista entre los católicos europeos