Este trabajo pretende dar unas nociones generales sobre la problemática actual en torno al reclutamiento. El transcurso de la reciente reforma de las Fuerzas Armadas españolas, por primera vez formadas por personal profesional en su totalidad, está dejando entrever cómo la oposición social al servicio militar obligatorio, que tan distintas manifestaciones ha adoptado a lo largo de la Historia contemporánea, no implica necesariamente un apoyo tácito a la profesionalización de los ejércitos. Se tratan dos cuestiones: el tipo de ejército que se pretende tener con esta reforma y el ejército hacia el que se avanza con las medidas adoptadas por los gobiernos en las que aspectos cuantitativos priman sobre los cualitativos. Así, se podrá comprobar cómo, una vez más, teoría y práctica caminan por vías separadas. En definitiva, las reticencias del Partido Popular para reducir el número de efectivos de este reformado ejército, así como los gravísimos problemas que el Ministerio de Defensa está encontrando para captar soldados profesionales, condicionan sin lugar a dudas el alcance del objetivo del Gobierno español de «compensar unos efectivos reducidos mediante la más alta eficacia, inducida en gran medida por la eficiencia del personal militar profesional».
Los soldados del mañana
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