El 3 de abril de 1979 se celebraron las primeras elecciones municipales democráticas convocadas en España después de la II República. Tras cuatro décadas de dictadura, los ciudadanos pudieron elegir libremente a sus representantes en los más de 8.000 ayuntamientos repartidos por todo el país. Y lo hicieron en un contexto histórico caracterizado por las incertidumbres derivadas de la situación política y de la crisis económica vigente en aquellos años, pero incorporando también una buena dosis de ilusión ante los retos que se planteaban. A partir de los estudios realizados, podemos afirmar que los comicios locales de 1979 inauguraron una nueva etapa política en el proceso de transición a la democracia, ya que en las nuevas corporaciones elegidas encontramos, a la vez, la extensión de la democratización a los pueblos, un nuevo modelo de gestión municipal, la consolidación de los partidos políticos, el acceso de las izquierdas al poder y, como consecuencia de esto último, la confirmación de una alternativa de gobierno a nivel nacional. En esta aportación, Rafael Quirosa hace un breve recorrido por el proceso que permitió pasar delos ayuntamientos de la dictadura a las corporaciones locales de la democracia.
Abril de 1979: la democracia llega a los pueblos
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