La lengua es un factor de socialización y desempeña un papel muy importante en la transmisión de valores y de estereotipos. El sexismo lingüístico es el trato discriminatorio que, a través de la forma del mensaje, se da a cualquiera de los sexos (aunque es el femenino el que resulta afectado más frecuentemente). El afianzamiento de las denominaciones en femenino depende de la actitud de la comunidad hablante porque, a veces, debido a absurdas razones de prestigio, se advierte un rechazo a utilizar la forma femenina y preferir la masculina aunque el oficio, profesión o cargo esté desempeñado por una mujer (la médico, la ingeniero, la técnico, la gerente, etc.).
Desde la Unidad de Formación Continuada se apuesta por utilizar siempre la forma femenina cuando haya que referirse a las mujeres (la traumatóloga, la ingeniera, la jefa, la celadora, etc.) y eliminar o reducir el uso intensivo del masculino genérico. Integrar de manera formal la presencia y papel desempeñado por la mujer en el contexto laboral sanitario a través de un lenguaje e imágenes neutras significa luchar contra la visión estereotipada de la mujer y supone un paso más en la integración del enfoque de género en la Formación Continuada y en la igualdad real entre hombres y mujeres.