El capítulo analiza la transformación del sistema secular de ganadería extensiva, trashumante o estante, como consecuencia de la Revolución Liberal y la imposición de otro modelo productivo en el que «el labrador y sólo el labrador debe ser ganadero» (como se decía por el Gobierno en 1850). El punto de vista, innovador, es el de situar el discurso antiganadero en un contexto fundamentalmente ideológico, donde los ataques contra esta actividad no se dan tanto por lo que podía significar ya económicamente y ni siquiera como competidora de la agricultura en la disputa de tierras, sino como pieza básica de un sistema agrícola-ganadero definido por el carácter integrado y multifuncional de la utilización espacial, económica y social que había tenido la tierra en el Antiguo Régimen que para muchos publicistas y políticos liberales era imprescindible erradicar. Sería esa cualidad de mantenedora de viejas prácticas comunales, la que explicaría la virulencia de los ataques en el contexto de mediados del siglo XIX. El autor analiza las opiniones sobre la ganadería de autores decimonónicos y las directrices dadas desde la Administración Central a los gobernadores civiles y concluye con un breve análisis comparativo de las modificaciones habidas.
Revolución liberal y transformación del paisaje. El destino del monte encinar en Andalucía
La construcción histórica del paisaje agrario en España y Cuba
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