Luis Fernando López García y Félix Fernández Castaño
Detrás de todos los cambios sociopolíticos subyacen indefectiblemente unas ideas, tendencias o cargas axiológicas de eminente carácter filosófico, siendo estas últimas las que plausibilizan y posibilitan a los primeros. La Transición Española, como punto histórico de inflexión, viene cargada, como no podía ser de otra manera, de una ingente cantidad de influencias filosóficas que merece la pena reseñar, aun desde la vaguedad y provisionalidad de un análisis global y no pormenorizado.
La labor de la presente comunicación reside en dar cuenta de las distintas tendencias filosóficas que configuran y materializan a la Transición como tal, y que devienen en una sucesión y tensión dialéctica de tendencias en palpitante diálogo. De tal modo, iniciamos este estudio con un marxismo que pierde potencia y que convive con otras escuelas como la fenomenología, el existencialismo, la filosofía anglosajona, los nuevos cauces del materialismo dialéctico o la hermenéutica, que restan protagonismo y determinan el caldo de cultivo para ulteriores posicionamientos; entre estos podemos resaltar la evolución del socialismo, que se unifica y redefine políticamente creando nuevos debates al respecto. Se torna pertinente referirnos a la obra de filósofos como Manuel Sacristán, Carlos París, Emilio Lledó, Gustavo Bueno, Manuel Garrido, Miguel Sánchez Mazas, cuyo testimonio histórico condiciona y anima distintas formas de entender el fenómeno de la transición política.
El interés fundamental reside en la relación entre aportes novedosos y recuperación o reinterpretación de tendencias pasadas como la filosofía de Ortega, el krausismo o el socialismo de influencia marxista para entender el nacimiento de los nuevos actores políticos, entre los que destacamos a la izquierda democrática unificada. Todas estas tendencias pasadas, aletargadas o sutilmente camufladas durante el franquismo, despiertan y se incrustan institucionalmente para redefinir y favorecer a la Transición, por lo que para comprender a esta última, es imprescindible tener presente a las primeras.