Este texto sirve para enmarcar la democratización desarrollada en España tras la muerte de Franco, fijando su cronología y reflexionando sobre los protagonistas del proceso. En este sentido, el autor se centra críticamente en el análisis de la interpretación más extendida en la sociedad española desde entonces, en el sentido de dar más relevancia a las élites institucionales y políticas y dejar en un segundo plano a la ciudadanía. Así, aparece más consolidada la imagen de una democracia otorgada que una conquistada por los españoles.
No se trata de ignorar el papel desarrollado por personajes históricos como el Rey Juan Carlos, el presidente del Gobierno Adolfo Suárez o los líderes de la oposición. Pero sí se considera fundamental visibilizar el protagonismo de los movimientos sociales desde, al menos, los años 60, para poder comprender la esencia del cambio político culminado a finales de 1982. Así, las actividades de los sindicatos, las organizaciones estudiantiles, las asociaciones vecinales o de mujeres, se integran, junto a otros actores y factores, en el marco interpretativo de la Transición.