El artículo analiza la manera en la que los políticos estadounidenses se enfrentaron a las problemáticas relativas a la aparición del cine y a la afirmación de las películas como fenómeno social en el periodo de entreguerras. En particular, tanto el aparato ejecutivo como el Congreso de Washington D.C. se preocuparon por la capacidad que directores y productoras adquirieron a la hora de difundir nuevas ideas y valores entre las masas. Surgieron entonces preguntas que, todavía en nuestro tiempo presente, siguen siendo de gran actualidad. ¿Dónde fijar los límites de la libertad de expresión? ¿Hasta qué punto el Estado está legitimado para reglamentar el sector de los medios de comunicación y censurar determinados contenidos? ¿Puede un Gobierno democrático producir obras artísticas con el fin de modificar actitudes y opiniones de sus propios ciudadanos?
Los políticos estadounidenses y el mundo del cine: orígenes de una relación compleja y ambivalente
Hispania Nova
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